viernes, 1 de octubre de 2010

El Aprendizaje del Sueño Lúcido

Hace mucho habia dejado de preocuparme de los sueños y lo que estos significan o incluso lo que estos pueden decir de uno o probocarle de a cuerdo a lo planeados que sean. Pero ayer después de la pelicula Inception que vi con Hernán, volví a cuestionarme un montón de esas cosas que antes para mi eran tan cotidianas y reelevantes.
He olvidado prepararme antes de soñar, he olvidado que puedo aprender cosas en los sueños, de hecho habia dejado de preocuparme de lo que estos significaban, dejando que la hora de dormir fuese tan sólo un momento en que puedo recuperar fuerzas para seguir en las rutinas diarias.
Nuestros sueños nos definen, y es gracias a ellos que podemos entender algunos de nuestros problemas y darles solución, podemos usarlos para buscar ideas y ser más creativos o incluso pueden ser una puerta hacia las cosas que queremos y no nos atrevemos a decir.
El manejar los sueños a nuestro antojo y con estos poder aprender, acavar con temores, descubrir capacidades y descansar mejor son cosas que se pueden aprender y prácticar. Una cosa que siempre me decian era si logras verte la palma de las manos en un sueño es que aprendiste a manejarlos, pero es una de las cosas más complicadas de hacer, uno a veces en los sueños logra verse las manos, pero las palmas con todos sus detalles es algo que no podemos ver facilmente, además que hay veces que uno está intentando controlar un sueño o simplemente mantener uno que nos es agradable y queremos saber cual es el final, pero somos interrumpidos, ya sea por el despertador o alguien que nos hace salir de nuestro estado de vigilia; El problema es que nosotros queremos recuperarlo y a veces volver a ese sueño y no nos damos cuenta que no es posible y que el control que creemos tenemos de este no es favorecedor porque estamos concientes de que es un sueño, que no es real, de que es una fantasia.

Es por esta razón que busqué un post lo más explicativo posible, les dejo uno que encontré en otro blog.
>>>Fuente del post<<<<<

I. Primer paso: Recordar los sueños

Hablando en términos generales, quienes quieren recordar sus sueños pueden hacerlo y aquellos que, por el contrario, no desean hacerlo, no suelen recordarlos. A ciertas personas les basta simplemente con tener la intención de recordar y con ser plenamente conscientes de esta intención antes de acostarse. Un modo eficaz de fortalecer esta decisión consiste en tener un diario de sueños sobre la mesa velador e ir anotando en él, apenas nos despertemos, todos los pormenores que podamos recordar de nuestro sueño. Cuantos más sueños apuntemos, más fácil nos será recordarlos. Por otra parte, la lectura de este diario puede procurarnos el beneficio adicional de ayudarnos a comprender la verdadera naturaleza de nuestros sueños y contribuir, de este modo, a reconocerlos con más facilidad en el mismo momento en que están aconteciendo.

Un método infalible para aumentar la capacidad de recordar los sueños consiste en habituarnos a preguntarnos «¿Qué es lo que he soñado?» cada vez que nos despertemos. Éste debería ser nuestro primer pensamiento cada vez que nos despertáramos, sin renunciar ante la primera tentativa sino permaneciendo totalmente inmóviles y concentrados, perseverando pacientemente en el intento hasta lograr recordar el sueño.

Como ocurre con cualquier otro proceso, el aprendizaje de la capacidad para recordar los sueños constituye un proceso, en ocasiones, lento. Debido a ello, es muy importante no desalentarnos en el caso de que las primeras tentativas no se vean coronadas por el éxito. A la larga, quien persiste en la práctica termina obteniendo resultados evidentes.

Es importante mejorar el recuerdo de los sueños porque es imposible tener un sueño lúcido sin recordarlo.

II. Inducción al Sueño Lúcido

Hay muchísimas técnicas distintas para llegar a tener sueños lúcidos. La más frecuente (y única que trato aquí) consiste en comenzar teniendo un sueño común, darse cuenta por algún motivo que se está soñando, y a partir de ese momento entrar en estado de lucidez. Este tipo de experiencia se llama DILD (Dream Induced Lucid Dreams) justamente porque comienza en un sueño. Esta es la que la mayoría de la gente, sin entrenamiento alguno, logra al menos una vez en la vida espontáneamente.

Para inducirlos el primer paso es practicar el ejercicio de recordar los sueños al despertar (tal y como explicábamos en el anterior punto). Si nos levantamos apurados por entrar en nuestras obligaciones diarias, poco éxito podemos tener en lograr sueños lúcidos. Por eso conviene despertarse poco a poco, tratar de no abrir los ojos en seguida, recordar los sueños lo mejor que podamos, con todos los detalles posibles, y anotarlos.

En la noche, antes de dormir, conviene decirse - e incluso anotar - qué es lo que uno desea hacer cuando adquiera lucidez, e ir a dormir con la intención de lograrlo. Repítete con convicción “me daré cuenta de estar soñando”. El simple hecho de desearlo es suficiente como para proporcionarnos un punto de partida.

El siguiente paso es estar siempre atentos a las señales de los sueños mediante chequeos de realidad.

III. Test de Realidad

En los sueños pasan cosas muy raras, cosas que por sentido común deberían delatarnos que estamos soñando. Pero a pesar de ello la mayoría de las veces somos incapaces de darnos cuenta. Tomamos todo como viene, creyendo que los acontecimientos más inverosímiles son verdaderos y al despertar nos preguntamos: “¿Como no me di cuenta de que era un sueño? ¡Era tan obvio!”

Si ante determinadas situaciones nos acostumbramos a preguntamos si estamos soñando durante el día -en la vigilia-, con el tiempo nuestro cerebro se programa también para hacerlo durante la noche -mientras efectivamente estamos soñando-. Varias veces al día conviene hacerse esta pregunta, entrenando al cerebro para hacerlo en todo momento.

El simple hecho de acostumbrarse a autoformularse esta pregunta es un paso elemental si se desea tener sueños lúcidos. La respuesta, cuando es negativa, suele ser automática: La realidad es contundente y cuando estamos en ella sabemos darnos cuenta con facilidad de que no es un sueño. Pero por el contrario, cuando estamos en el sueño no es tan automático. El hecho de dudar sobre la respuesta, nos da una pauta de que debe ser un sueño, porque en la realidad casi siempre nos damos cuenta en seguida de que no lo es. Podemos hacer entonces, para no tener ninguna duda, alguna de las siguientes pruebas:

  • Intentar atravesarnos la palma de la mano con un dedo de la otra mano.
  • Intentar volar.
  • Mirar con detalle las cosas, especialmente los bordes. Si son borrosos se trata de un sueño.
  • Mirar el reloj, o intentar leer algo. Si las letras y números cambian es un sueño.
  • Encender una luz o activar un aparato y ver si reaccionan de forma extraña.
  • Atravesar con nuestra mano una pared o cuerpo sólido.
  • Movilizar objetos con la mente, o hacer aparecer algo.

Estas pruebas no sólo nos ayudan a determinar que estamos en estado de sueño y no de vigilia, sino que también sirven para “convencernos” de que estamos soñando y aumentar nuestra lucidez.

Es posible que le tome al menos una o dos semanas antes de tener su primer sueño lúcido, así que no se desespere. Recuerde también que su primer sueño lúcido probablemente sea muy corto y un tanto confuso. Eventualmente sus sueños lúcidos aumentarán en duración y frecuencia, al igual que se incrementará el control que usted tiene sobre los mismos.

IV. Qué se puede hacer

Una advertencia: Se deberá tener un propósito claro para los sueños lúcidos cuando se vaya a dormir. En otras palabras, cada noche se debe considerar qué se quiere hacer cuando se tenga un sueño lúcido, y seleccionar una cosa. En el mundo onírico las posibilidades son infinitas, pero aquí tienen varías ideas de lo que podrían intentar.

  • Volar
  • Atravesar muros o espejos
  • Movilizar objetos con la mente
  • Cambiar el entorno/paisaje
  • Hacer aparecer/desaparecer gente y objetos
  • Resolver problemas matemáticos simples
  • Leer y recordar una vez despierto lo que se leyó
  • Recordar durante el sueño algo que se propuso antes de dormirse
  • Metamorfosear
  • Tener sexo (difícil, pues la excitación provoca el despertar)

A veces, a pesar de ser conscientes de estar soñando seremos incapaces de manejarlo a nuestro antojo. En esos casos hay varias cosas que podemos hacer para aumentar nuestro control, como dar órdenes en voz alta (”¡Que esta persona desaparezca ya!” “¡Quiero volar!”) y sobretodo tener fe. Si estamos convencidos de que podemos hacer algo, podremos: “Este es mi sueño y yo tengo el control”.

Fuentes, enlaces y lecturas adicionales

Este artículo no es más que una recopilación resumida de los sitios aquí indicados como fuente. Debe entenderse, por lo tanto, como una pequeña introducción, “atractiva”, a este mundillo; es por ello por lo que animo encarecidamente al visitante interesado en profundizar sobre el tema a leer con detenimiento los originales (mucho más completos). Añado además enlaces a otros blogs que he encontrado ya trataron sobre este asunto en el pasado y links relacionados.